viernes, 26 de junio de 2015

Segundo Díaz "Picarito" Guarda del tren ramal Belgrano Norte


-“Cuando llegue en el año  1963 no había nada pero,  ya estaba en proyecto  la parada de tren. Yo me vine en el tren carguero, me baje en Villa Rosa y camine hasta este lugar que más tarde sería Manuel Alberti.
Yo ingreso al Ferrocarril siendo muy joven, 16 años, como mensajero. Luego cambista y en el año 70 gano la vacante de guarda. Luego salgo hacia afuera: Salta, Jujuy, La Quiaca. En los años 90 sacan todos los trenes afuera: el cinta de plata, el oro blanco y  paso a oficina de personal hasta el año 1994.
Cuando dejo ferrocarril comienzo con la  venta de pan casero en Estación  Alberti y en Estación de Tortuguita, hoy me dedico a escribir y a realizar visitas guiadas con personas de la tercera edad.
Recuerdo que cuando llego había muy pocas casa, después era todo campo: Don Federico Fiyer (Frickel) que tenía carnicería, verdulería y almacén, actualmente tiene 90 años y quedaba sobre la calle  Santa María.
La única diversión era  jugar fútbol, en la Cancha  Los Perales.
Don Gutiérrez, padre de Luchi tenía la  cancha de bochas, una casa a dos aguas  con chapa de cartón en la calle Sta. Teresa.
Don Ángel Tromba con doña Julia, su señora, colaboraron en la construcción de material de la boletería de la estación, que antes era de madera.
Primero un baño tipo escusado y cerca una bomba que la manija la guardaba Don Ángel. La gente venía de medio del barro a tomar el tren, dejaba las botas detrás de la boletería y nadie tocaba nada.
A partir del año 1965 el tren paraba si había pasajeros. Las maestras que venían de Villa Rosa, Del Viso, para bajar saltaban y para subir le ayudaban alguno de los pasajeros ya que el estribo era muy alto y, a mí me recibían la bicicleta ya que subía en M. Alberti e iba a Villa Rosa.
En el año 64, Los trenes eran cada una hora u hora y media, estos entraban a Boulogne y otros en Polvorines.
La estación quedó enclavada en una loma, en el centro de Manuel Alberti,  a 2km a Ruta 8, 2Km de Tortuguitas, 2Km de Panamericana, 2Km de Del Viso
Los barrios que ya se habían establecido eran Los Perales cerca de la sodería, Rocío detrás de lo que es hoy el McDonald, Carumbé, zona del jardín 905, Güemes zona de la EP Nº 33 y todo el centro era Dorignac(...)
Otros que recuerdo: José Marinelli quién vendía forraje, suegro del dueño de la sodería.
Don Montero, tucumano que tenía un bar, que trabajaba en obras sanitarias. La Madre de José Vicino, la Madre del “Chueco y Nico”, Don Piccini, Don Mario, Benino Veliz.
Recuerdo, La Panadería de Aldo quién vive en Grand Bourg. Toda la ceniza que tiraban, la carretillaban para armar el andén para la estación.
Los sábados íbamos al cine de Del Viso;diez, doce amigos, entre ellos la hija de Crespo, la hija de Miguel Veliz. A la salida del cine nos íbamos a comer pizza y luego, de la mano, por la vía regresaban. A lo lejos veíamos un trencito iluminado con lámpara a kerosene cargado con resaca de carbón de piedra que traían de Boulogne , cuando llegaban junto a él, los muchachos nos poníamos a ayudar, al terminar nos daban una copita de café al coñac. Así se fue rellenando la futura plataforma, de día con el padre de Miguel Veliz cargábamos las cenizas y desechos y llevábamos para seguir dando forma al proyecto. Tortuguitas tenía cambio de enlace (cuando una vía cambia a otra) que permitía la carga y descarga de material evitando cualquier incidente.
Los primeros Poceros fueron Don Patricio Díaz, Tanquia y Guido Pereyra todo con  bomba y con manija.
También estaba el Sr Acevedo que  tenía un carro grande en el que traía barras de hielo de Tortuguitas ya que no había luz, era campo, campo. La conservadora que tenían era de madera por fuera, cinc por adentro y un pequeño desagote, le colocábamos viruta en el fondo y se envolvía con arpillera las bebidas y otros. La gaseosa del momento era Cruch.
Las primeras casa eran prefabricadas y con baño letrina.
En aquel tiempo todos éramos una familia, había respeto por la personas mayores y nos divertíamos mucho.
 El tren ya empieza a parar, sin resistencia, por la cantidad de pasajeros. Pasaban los días, y  había que ponerle nombre a la estación. Los nombres que se barajaron fueron Jorge Newbery y Manuel Alberti.
(...)La votación para la elección del nombre estaba a cargo de los guardas del tren, uno de ellos yo, “Picarito”, y la realizábamos con los pasajeros diarios hasta el día destinado en que se hace el recuento de votos, quedando seleccionado el de Manuel Alberti.
Se debía juntar mucho dinero para que nuestra estación se convierta en lo que hoy es. Las mujeres trabajaban más que los hombres cocinando y vendiendo para tal fin.
Los primeros boleteros titulares fueron “el negro Contreras” y Espernansoni. que estuvieron desde 1967.
Antes se familiarizaba mucho con el pasajero y se sacaba el abono que comenzaba a regir el día 5 de cada mes hasta el otro mes.
Cuando era apeadero el guarda tenía el deber de hacer el boleto manuscrito.
Cuando para el primer tren, ya autorizado, el día que vino el gobernador, todos estaban muy bien vestidos;de sombrero, corbata, traje, sobretodo.  Ese fue un día nublado.
Vuelve a recordar – En la manzana 34 vivían  José Ibáñez y Martin González y un poco más allá el Sr. Descalzo que era un militar retirado, donde esta la casa de fotos, había un horno de ladrillos.
 Poco a poco fue cambiando y la persona que venía a radicarse, alambraba su terreno, porque como era campo, se encontraban los animales sueltos (vacas, ovejas, caballos)
Doña Julia tenía una  forrajería y era la única con heladera Siam de lujo.
Cuando los vecinos arreglan con Segba (así llamada la Empresa de Energía Eléctrica) ésta le daba las palmeras y cada Sociedad de Fomento debía comprar la cruceta y carreteles (año 1968/ 69). Es a partir de allí que Manuel Alberti empezó a repuntar. Cada Sociedad de Fomento se comprometía con el objetivo o propósito que nos proponíamos.
La Maroma al otro lado de la vía y la Morenita era el lugar donde se preparaban los caballos de polo y  donde hoy está la escuela Nº 46 había “carreras cuadreras” hasta que en una oportunidad mataron de una puñalada un hombre y se terminó con el entretenimiento. En ese tiempo venía al lugar un colectivero con su hijo en un furgón a vender bebidas, sandwiches y yo vendía empanadas.
En Los Perales no solo se jugaba fútbol sino también se hacían bailes, se vendía y hacían sorteos. Los hombres pintaban las bolsas de arpillera de color blanco para que no se vea hacia adentro. Aparecía la murga. Se armaba la orquesta, un bandoneón y dos guitarras, ya que luz no había.
Vuelve un recuerdo a aflorar: -“en una oportunidad en que estaba la murga organizada por el padre de “Ruli” Rodríguez, se dejan olvidado una pandereta y me invitan a acompañar la orquesta de músicos y, mi alegría fue tal que, los ojos se me llenaron de lágrimas.
Otra anécdota nos cuenta:
-“Tres veces fui partero, el primero ya tiene 41 años. Salí de Villa Rosa y la pareja sube en Manuel Alberti, en Monte se acerca un muchacho diciendo que en el vagón hay una señora que está enferma, a lo que respondí: 
- Ah ya va a sanar.
-No, dice el muchacho, va a tener un nenito.
Ya me empezaron a temblar las piernas y, despacito me voy acercando. La mujer ya había roto bolsa.
Primero pido a la gente que salga del vagón.
Luego pido ayuda en Boulogne pero ya habían cancelado los trenes y me dicen "-mira Díaz, seguí hasta Villa Adelina que ahí te esperan. Cuando llego allá nadie esperaba.
- Siga  a  Carapachay. Allí me dicen seguí hasta la Maternidad de Santa Rosa  que los esperan. Pero, el bebe no podía esperar, me arremangue y decí que tenía una cortapluma. Todo resulto de maravilla.
Otra oportunidad fue en Grand Bourg que venía la madre de Polvorines  y  una tercera vez en Boulogne, en la sala de espera.
Nos cuenta que conserva ropa del ferrocarril que en ese momento era de color gris y nos dice:
-Nos daban premio por la ética personal. La camisa almidonada, el pantalón y saco bien planchados y corbata."



Entrevista Realizada por: Vanina Gramajo y Claudia Córdoba

No hay comentarios:

Publicar un comentario